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Devocionales Diarios

Charles H. Spurgeon

6 de Noviembre
“Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.” Salmo 37:
4.
El deleite en Dios tiene un poder transformador, y eleva a un hombre por encima de los
bajos deseos de nuestra naturaleza caída. El deleite en Jehová no es solamente dulce en sí
mismo, sino que endulza al alma entera, hasta que los anhelos del corazón se vuelven tales
que el Señor promete cumplirlos con seguridad. ¿Acaso no es grandioso el deleite que
moldea nuestros deseos hasta que lleguen a ser semejantes a los deseos de Dios?
La insensata manera nuestra es desear, y luego ponernos a trabajar para lograr lo que
deseamos. No salimos a trabajar a la manera de Dios, que es buscarlo primero a Él, y luego
esperar que todas las cosas nos sean añadidas. Si dejáramos que nuestro corazón fuera
llenado por Dios hasta desbordar con deleite, entonces el Señor mismo cuidaría que no nos
falte ninguna cosa buena. En lugar de salir a buscar gozos, quedémonos en casa con Dios, y
bebamos las aguas procedentes de nuestra propia fuente. Él puede hacer nosotros mucho
más que lo que podrían hacer todos nuestros amigos. Es mejor estar contento únicamente
con Dios que andar por todos lados irritados y desfallecidos por culpa de las nimiedades
despreciables del tiempo y el sentido. Por un tiempo podríamos tener desilusiones; pero si
nos acercan al Señor, entonces son cosas que han de ser valoradas en grado sumo, pues
garantizarán el cumplimiento de todos nuestros rectos deseos al final.
La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román