Charles H. Spurgeon
dice Jehová el Señor.” Ezequiel 34: 30.
Ser el propio pueblo del Señor es una bendición especial, pero saber que lo somos es una
bendición consoladora. Una cosa es esperar que Dios esté con nosotros, y otra cosa es
saber que en efecto está con nosotros. La fe nos salva, pero la seguridad nos sacia.
Tomamos a Dios para que sea nuestro Dios cuando creemos en Él; pero alcanzamos el gozo
de Él cuando sabemos que es nuestro y que somos Suyos. Ningún creyente debería
contentarse con esperar y confiar, sino que debería pedirle al Señor que lo conduzca a la
plena certidumbre, de tal forma que los asuntos de fe puedan convertirse en asuntos de
certidumbre.
Llegamos a un claro conocimiento del favor de Dios hacia nosotros cuando gozamos de las
bendiciones del pacto y vemos al Señor levantado para nosotros como una planta de
renombre. Aprendemos que somos el pueblo del Señor por la gracia, no por la ley.
Volvamos siempre nuestra mirada en la dirección de la gracia inmerecida. La seguridad de la fe nunca puede venir por las obras de la ley. Es una virtud evangélica, y sólo puede
llegarnos de una manera evangélica. No miremos hacia dentro. Miremos únicamente al
Señor. Conforme veamos a Jesús veremos nuestra salvación.
Señor, envíanos tal marea de tu amor que seamos arrastrados más allá del cieno de la duda
y del miedo.
La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román
