Charles H. Spurgeon

“No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de JAH.” Salmo 118: 17.
¡Esta es una hermosa certeza! Sin duda estaba basada en una promesa, susurrada
interiormente en el corazón del Salmista, a la que se aferró y que disfrutó. ¿Es mi caso
semejante al de David? ¿Estoy deprimido porque el enemigo me insulta? ¿Multitudes están
en contra mía, y sólo unos cuantos de mi lado? ¿Me pide la incredulidad que me acueste y
muera en la desesperación, como un hombre derrotado y deshonrado? ¿Mis enemigos
comienzan a cavar mi tumba?
¿Qué pasará entonces? ¿Cederé al susurro del miedo, y renunciaré a la batalla, y con ello
renunciaré a toda esperanza? Lejos esté de eso. Hay vida en mí todavía: “No moriré.” El
vigor retornará y quitará mi debilidad: “viviré”. El Señor vive y yo también viviré. Mi boca
será abierta otra vez: “Contaré las obras de JAH.” Sí, y hablaré de la tribulación presente
como de otro caso de la fidelidad que obra maravillas y del amor del Señor mi Dios.
Aquellos que quieren tomar mis medidas para hacer mi féretro harían mejor en esperar un
poco; pues “Me castigó gravemente JAH, mas no me entregó a la muerte.” ¡Gloria sea dada
a Su nombre por siempre! Yo soy inmortal hasta que mi obra sea completada. Mientras el
Señor no lo quiera ninguna bóveda podrá encerrarme.
La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.
