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Devocionales Diarios

Charles H. Spurgeon


18 de Octubre
“Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán” Salmo 126: 5
Los tiempos de llanto son ideales para la siembra: no queremos que la tierra esté demasiado
seca. Las semillas remojadas en las lágrimas de una ansiedad sincera brotarán más
rápidamente. La sal de lágrimas llenas de oración darán a la buena semilla un sabor que las
protegerá del gusano: la verdad expresada con tremenda sinceridad contiene una doble
vida. En vez de detener nuestra siembra debido a nuestro llanto, redoblemos nuestros
esfuerzos porque la estación es muy propicia.
Nuestra semilla celestial no podría ser sembrada apropiadamente con risas. La profunda
aflicción y la preocupación por las almas de otros son un acompañamiento más adecuado
para la enseñanza piadosa que cualquier cosa parecida a la levedad. Nos hemos enterado de
hombres que fueron a la guerra con un corazón ligero, pero fueron derrotados; y sucede
mayormente lo mismo con aquellos que siembran en ese mismo estilo.
Vamos, entonces, corazón mío, continúa sembrando en tu llanto, pues cuentas con la
promesa de una venturosa cosecha. Tú cosecharás. Tú, tú mismo, verás algún resultado de
tu trabajo. Este resultado vendrá a ti en tan gran medida como para proporcionarte un gozo
que una pobre, marchita y escasa cosecha no te podría proporcionar. Cuando tus ojos estén
empañados con lágrimas de plata, piensa en el grano de oro. Soporta con alegría el presente
trabajo y el desconsuelo; pues el día de la cosecha te recompensará con plenitud.
La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román