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Devocionales Diarios

Charles H. Spurgeon


4 de Octubre
“Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.” Juan 12: 32.
Vamos, obreros, cobren ánimo. Ustedes temen no poder atraer a una congregación. Intenten
la predicación de un Salvador crucificado, resucitado y ascendido; pues esta es la mayor
“fuerza de atracción” que haya sido jamás manifestada entre los hombres. ¿Qué los atrajo a
Cristo sino Cristo? ¿Qué los atrae a Él ahora sino Su propia bendita persona? Si ustedes han
sido atraídos a la religión por cualquier otra cosa, pronto serán atraídos lejos de ella; pero
Jesús los ha retenido, y los retendrá hasta el fin. ¿Por qué, entonces, dudar de Su poder de
atraer a otros? Vayan con el nombre de Jesús a aquellos que han sido tercos hasta este
momento, y vean si no los atrae.
Ningún tipo de hombre está más allá de este poder de atracción. Viejos y jóvenes, ricos y
pobres, ignorantes y letrados, depravados o afectuosos, todos los hombres habrán de sentir
la fuerza de atracción. Jesús es el único imán. No pensemos en ningún otro. La música no
atraerá a Jesús, ni tampoco la elocuencia, la lógica, las ceremonias o el ruido. El propio
Jesús ha de atraer a los hombres a Sí mismo; y Jesús es el indicado para la obra en cada
caso. No permitan ser tentados por la charlatanería del día; mas como obreros del Señor
trabajen a Su manera, y atraigan con las propias cuerdas del Señor. Atraigan hacia Cristo, y
atraigan por Cristo, pues entonces Cristo atraerá por medio de ustedes.
La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.