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Devocionales Diarios 20/12



20 de Diciembre


“Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es
mortal, y del hijo de hombre, que es como heno? Y ya te has olvidado de Jehová tu
Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del
furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que
aflige?” Isaías 51: 12, 13.
El texto mismo ha de ser tomado como la porción para hoy. No hay necesidad de abundar
sobre él. Tú que tiemblas, léelo, créelo, aliméntate de él, y arguméntalo delante del Señor.
La persona que temes es, después de todo, sólo un hombre; mientras que quien promete
consolarte es Dios, tu Hacedor, y el Creador del cielo y de la tierra. El consuelo infinito
protege con creces de un peligro muy limitado.
“¿Dónde está el furor del que aflige?” Está en la mano del Señor. Es únicamente la furia de
una criatura moribunda; furia que llegará a un fin tan pronto como el aliento abandone las
fosas nasales. ¿Por qué, entonces, deberíamos temer a alguien que es tan frágil como
nosotros mismos? No deshonremos a nuestro Dios convirtiendo en un dios al hombre
insignificante. Podemos convertir en un ídolo a un hombre, teniéndole un miedo excesivo o
rindiéndole un amor desordenado. Tratemos a los hombres como hombres, y a Dios como
Dios; y entonces proseguiremos calmadamente por el sendero del deber, temiendo a Dios, y
no temiendo a nadie más.
La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román