Have an account?

Devocionales Diarios


Charles H. Spurgeon



24 de Noviembre
“No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo.” Salmo 103: 9. Él contenderá algunas veces, pues no sería un padre sabio para tales pobres hijos errantes como somos nosotros. Su reprensión es muy dolorosa para quienes son sinceros, pues sienten cuán tristemente la merecen, y cuán indebido de su parte es contristarlo. Nosotros la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella.” Zacarías 4: 7.
En esta hora un gran monte de dificultad, de calamidad o de necesidad podría aparecerse en nuestro camino, y la razón natural no ve manera de remontarlo, ni atravesarlo, ni rodearlo. Sólo dejen que la fe intervenga, y al instante el monte desaparecerá y se reducirá a llanura. Pero la fe debe oír primero la palabra del Señor: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” Esta grandiosa verdad es una necesidad fundamental para enfrentarse a las insuperables pruebas de la vida. Yo veo que no puedo hacer nada, y que toda confianza en el hombre es vanidad. “No con ejército.” Yo veo que no se puede confiar en ningún medio visible, sino que la fortaleza está en el Espíritu invisible. Solamente Dios puede obrar, y los hombres y los instrumentos son algo con los que no se puede contar. Si es así, si el Dios Todopoderoso asume los asuntos de Su pueblo, entonces los grandes montes no son nada. Él puede quitar mundos así como los niños empujan los balones, o los patean con su pie. Él me puede proporcionar este poder. Si el Señor me pide que quite un monte de los Alpes, yo puedo hacerlo mediante Su nombre. Podría ser un gran monte, pero incluso delante de mi debilidad será reducido a una llanura; si el Señor lo ha dicho, ¿qué podría temer si cuento con Dios de mi lado?
La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román