Charles H. Spurgeon

20 de Octubre
“Él salvará a su pueblo de sus pecados.” Mateo 1: 21.Señor, sálvame de mis pecados. Por tu nombre de Jesús me siento animado a orar de esta
manera. Sálvame de mis pecados pasados, para que el hábito de ellos no me mantenga
cautivo. Sálvame de mis pecados constitucionales, para que no sea el esclavo de mis
propias debilidades. Sálvame de los pecados que continuamente están ante mis ojos para
que no pierda mi horror por ellos. Sálvame de mis pecados secretos; pecados que no
percibo debido a mi falta de luz. Sálvame de los pecados súbitos y sorprendentes: no
permitas que sea sacado de mi camino por la fuerza de la tentación. Sálvame, Señor, de
todo pecado. No permitas que la iniquidad tenga dominio sobre mí.
Solamente Tú puedes hacer esto. Yo no puedo romper mis propias cadenas ni eliminar a
mis propios enemigos. Tú conoces la tentación, pues Tú fuiste tentado. Tú conoces el
pecado, pues Tú cargaste con el peso de ese pecado. Tú sabes cómo socorrerme en mi hora
de conflicto. Tú puedes salvarme de pecar, y salvarme cuando he pecado. Se ha prometido
en Tu propio nombre que harás esto, y yo te ruego que en este día me permitas comprobar
la profecía. No permitas que ceda al mal carácter, o al orgullo, o al desaliento o a cualquier
forma de mal; pero sálvame para santidad de vida, para que Tu nombre de Jesús pueda ser
glorificado en mí abundantemente.
La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román
